Post by Alexander Rimbauer on Jun 2, 2020 23:02:39 GMT
El roce de su lengua sobre su cuello lanzó una descarga que recorrió todo su cuerpo centímetro a centímetro, su respiración se entrecortó y los latidos de su corazón se violentaron con fuerza golpeando fuertemente su pecho, pudo ver el deseo y el libido reflejado en las pupilas dilatadas de su amante. Aquellos oscuros orbes que le cautivaban y lo llevaban a las profundidades del abismo eran su perdición. Todo el era fuego dejando ardiente estela sobre su cuerpo, el calor abrasivo de su tacto, la ferocidad de su lengua abriéndose paso por el umbral de sus labios y danzando con la suya en deliciosa sincronía, incapaz de resistirse al elixir prohibido. Sus músculos se tensaron y su espalda se arqueó con un gemido ahogado cuando sintió la embestida de su amante mientras su cuerpo se fundía en uno solo con el suyo.
…….
- Mi Lord el desayuno está listo - la correcta voz del mayordomo hizo que Alexander volviera de golpe a la realidad y soltara la pluma con la que escribía
- ¿Ya amaneció? - Preguntó el heredero recobrando la compostura, aclarándose la garganta e intentando ocultar el rubor de sus mejillas.
- Veo que escribió de nuevo toda la noche, infiero que su relato progresa favorablemente - fueron las corteses palabras de Odiseus.
- Se podría decir que hay un avance considerable - respondió el poniendose de pie y guardando las paginas en su escritorio bajo llave.
- Si me lo permite, usar la experiencia propia siempre es un buen punto de partida para buscar inspiración - aventuró el mayordomo con evidente suspicacia - Lo esperamos en el comedor amo, Clodeth ha preparado compota de cereza y panecillos frescos, estoy seguro que serán de su agrado.
Odiseus salió de la habitación dejando a un muy turbado Alexander, que sin miramientos volvió la mirada a hacia el retrato de su tío, quien le devolvía la mirada con sus oscuros ojos en el centro del estudio.
- Sabias palabras ¿No lo crees tío? - suspiró el hablándole al retrato como si esperase una respuesta de quien una vez había sido su amante tras las puertas de ese mismo estudio.